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Los recursos que reciben mensualmente los senadores y que han sido bautizados como "barrilito", contribuyen a que esos legisladores incrementen su labor clientelar. Si no estuvieran de acuerdo peledeístas, perredeístas y reformistas, esa millonada que pagan los pendejos contribuyentes no existiera.

Determinados senadores han pretendido justificar los millones que han recibido argumentando que resuelven problemas a personas pobres. A confesión de parte, relevo de pruebas. Decir eso no es más que admitir que practican clientelismo.

Lo que ocurre es que lamayoría de nuestros políticos no dicen las cosas como son. Los senadores no están para contribuir con personas pobres. Si lo desean, bien que pudieran destinar parte de sus salarios para esa labor.

Sucede que peledeías y perredeístas se pasaron años criticando las fundas de alimentos y los juguetes que repartía el doctor Joaquín Balaguer, pero lo cierto es que han superado con creces al viejo zorro de nuestra política en cuanto a clientelismo respecta.