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Es cierto, todos debemos pagar la energía eléctrica. Sin embargo, válido es señalar que tanto La Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEE= como las compañías distribuidoras, tienen que autocriticarse.

Esto así porque privilegian a sectores de clases media alta y alta, donde las interrupciones son escasas, mientras castigan hasta el cansancio con los irritantes apagones a urbanizaciones y barrios donde residen personas de clase media baja, media media y baja, y que la mayoría se canatea mensualmente pagando por el deeficiente servicio.

Celso Marranzini, vicepresidente de la CDEE y principal crítico de las deficiencias de esa entidad, está obligado a realizar buen trabajo en ésta. Como hombre justo debe distribuir los odiosos apagones entre poderosos privilegiados y gente de clases media y baja que, repetimos, pagan por el pésimo servicio cuya solución a corto plazo no se avisora, pese a las reiteradas promesas que datan de años.