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Muchos tienen el complejo de Guacanagarix. Creen que lo mejor es lo que viene del extranjero, incluyendo comunicadores. Se la pasan dándole cobas a personas que dicho sea de paso, abusan de la hospitalidad que les brindamos cuando opinan de asuntos internos nuestros. Esas personas, independientemente de su talento, le quitan oportunidad de trabajo a periodistas y locutores criollos. Lo peor del caso: el Colegio de Periodistas se hace de la vista gorda con la situación. No es que seamos chauvinistas, somos nacionalistas a ultranza. Este es uno de los pocos países donde extranjeros trabajan en medios de comunicación, cuyos dueños les dan prioridad frente a comunicadores con probada capacidad. Asimismo, les pagan mejores salarios. Tremenda paradoja.