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Frecuentemente faltan a la ética determinados comentaristas radiales. Eso de que un hijo de cobas al padre y viceversa, no es correcto, como tampoco que la esposa se desvive en elogios para su cónyuge. Hay que tener claro que por ética y delicadeza no se debe incurrir en este tipo de yerros que en vez de sumar le restan a quienes caen en esas acciones indelicadas. Lo mismo que proclamar que soy el mejor. Lo aconsejable es esperar que otros resalten las cualidades de esos personajes.

A decir verdad, como en la viña del Señor hay de todo, y algunos de esos comentaristas se han enganchado al oficio, son más políticos-partidistas apasionados ante todo. De ahí que su grado de credibilidad sea mínimo pues si un comunicador actúa como vocero y en ocasiones lo hace de manera fanática de un partido, no debe sorprrenderse de que su incidencia sea cada día menor.