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Vehículos destartalados que la gente identifica como chatarras continúan en el deficiente transporte público. Increible pero cierto, pese a que distintos gobiernos han dilapidado millones de pesos dizque para modernizar y eficientizar el transporte, carros desguañangados siguen en el mismo. Frecuentemente pasajeros al demsontarse terminan con parte de sus vestimentas rotas por alambres de los asientos u hojalatas de guardalodos y puertas. El caótico transporte público sigue su agitado curso, cada día más desordenado e inficaz frente a la indiferencia de varias instituciones creadas para organizarlo. Varios empresarios que tienen el descado de proclamar a los cuatro vientos que son "sindicalistas", controlan las rutas. En la mayoría de las rutas los pendejos usuarios tienen que esperar pacientemente que los carros se llenen para que despeguen, lo que equivale a coger una pela pagando.