Una española, artífice del armario de Woody Allen
jueves, 4 de diciembre de 2014 6:39 By Augusto Socìas
Madrid,.- Siente por él
entre "fascinación y agradecimiento", sabe que su tela favorita es el
"tweed", que detesta el azul marino y asegura que el tipo de mujer que
recrea en el cine ha pasado a la moda.
La diseñadora de vestuario Sonia
Grande se ilumina cuando habla de Woody Allen y cuando viste sus
películas.
Su último trabajo es el vestuario de "Magia a la
luz de la Luna", la última cinta del director neoyorquino, que se
estrena este viernes en España y que transporta al espectador a la
Francia de los años veinte, donde el hedonismo se mezcla con el
esoterismo y el interesante aburrimiento de los ricos.
"Cuando
me llama Woody Allen me ilumino, cómo si quiere hacer la revolución
rusa", explica, con humor, a Efe Estilo, la diseñadora española de
vestuario más internacional junto con Paco Delgado.
Ganadora
de un Premio Goya por "La niña de tus ojos" en 1998, de Fernando Trueba,
reconoce que, en esta película, desde las primeras referencias, "hubo
muy buen 'feeling', estaba muy de acuerdo con todo".
Grande ya
había "tocado" los años veinte con Allen en "Midnight in Paris" (2011),
"pero eran unos veinte muy diferentes", artistas, intelectuales, como
Hemingway o Picasso, que vivían "esa noche bohemia", mientras en "Magia a
la luz de la luna" se retrata una sociedad "de mucho dinero" donde la
gente vive "una vida bastante fácil", como de eternas vacaciones.
La diseñadora, autora de vestuarios como el de "Los Otros" (2001) o
"Los abrazos rotos" (2009), declara sentir un "inmenso cariño" hacia la
filmografía de Woody Allen y confiesa que le "fascina" trabajar con él
porque es "un buen pensador, con una idea del mundo apasionante".
La asturiana, quien reconoce que después de tres películas con el
prolífico director ("Vicky, Cristina Barcelona" -2008-, "Midnight in
Paris" -2011- y "A Roma con amor" -2012-), tienen "más entendimiento",
dice que los personajes de Allen están "tan bien definidos" que se llega
a traslucir el inconsciente de los "bichos que él escribe".
La creadora de vestuario se acerca "con mucho respeto" a los guiones del
neoyorquino y lo primero que hace es preparar "unas referencias
visuales" porque es "como mejor funciona la conversación" y recuerda que
la primera vez que acudió a su oficina de Nueva York, él le dijo: "Mis
colores son estos" y señaló al techo, a lo que le rodeaba, esos tonos
clásicos, de paleta, los teja, los verdes sometidos, "nunca brillante".
Así dice que colorea el universo de Allen, nunca se puede usar el
color azul porque su filmografía "es muy caliente", al director le gusta
la paleta de colores cálida y aunque, por ejemplo, los pantalones
vaqueros "son inevitables", Grande intenta que estén "un poco
corroídos", para que se acerquen a su clima.
Cuenta que en
"Magia a la luz de la luna" Woody Allen le pidió "algo especial". Como
amante y usuario del tweed, le encargó que el protagonista masculino,
Stanley (Colin Firth), un ilusionista inglés con la curiosa misión de
averiguar si una "medium" americana, Sophie Baker (Emma Stone), es un
ser sensorial o una estafadora, vistiera chaquetas de tweed, una prenda
característica del propio Allen.
Y esas chaquetas fueron parte
del vestuario masculino que tuvieron que reproducir en un taller que
montaron expresamente para la película en Francia, por lo difícil que
resulta encontrar ropa original de esa época.
En cambio, el
vestuario femenino de época es mucho más fácil de conseguir, sobre todo,
si como Sonia Grande puedes abrir algunos armarios del mundo, los
vestidores de coleccionistas: "Unos armarios te llevan a otros armarios"
porque los coleccionistas son gente "muy especial" que valora que
alguien vea "la belleza" de la prenda y "te ceden cosas" o consigues
"comprarles objetos", surge de una forma "muy espontánea".
Así, para el exquisito vestuario de Emma Stone en "Magia a la luz de la
luna", Grande y su equipo realizaron seis vestidos nuevos a partir de
materiales originales y uno de ellos, teñido por ellos de verde agua,
"muy del período", de tela de algodón, bordado con flores, lo hicieron
"cuádruple" porque lo lucía en una escena de lluvia en la que la actriz
terminaba empapada.
La diseñadora también compró mucha ropa y
complementos originales como sombrillas, joyas, bañadores o sombreros
porque "no se pueden reproducir", responden a oficios tradicionales "que
pasan de padres a hijos" y estas "casas" terminan cerrando.
Pero la clave no solo es comprar ropa antigua, hay que construir el
personaje y, como en su última experiencia con Allen, "vestir la
libertad de la mujer" preservando la elegancia y el estilo, y "resistir
físicamente", el cansancio de "no parar", durante quince semanas, de
localizar y construir todo el vestuario para que todo sea perfecto.
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