Tras la oveja perdida
martes, 1 de octubre de 2013 11:01 By Augusto Socìas
Por: Cándida Figuereo
La oveja perdida se ha convertido una práctica recurrente de nuestro diario vivir que se
expresa en "envolturas" que motivan reacciones que están pasando del
asombro a la naturalidad y en dejar
pasar.
Esa oveja que se pierde no es exclusiva del territorio dominicano, no.
Es repetitiva en las grandes y pequeñas
naciones a nivel mundial. Cada quien en su escenario debe procurar que vuelva
al redil.
En el caso nuestro es frecuente que la oveja tome el camino equivocando,
para afrenta de la mayoría de buenos dominicanos. ¿Como? Esa oveja es la persona que mata en un
santiamén por cualquier quítame esta paja, en vez de dialogar y llegar a un
entendimiento.
También la vemos en el que asalta, en el que se introduce en un hogar o
negocio para llevar lo que no es suyo, el que roba en cualquier modalidad y en el que vende
un producto pasado de fecha a sabiendas de que no sirve.
La oveja perdida se encuentra en los violadores de menores, en quien
daña el medio ambiente consciente de su
implicación en la vida del ser humano.
Por igual se encuentra la oveja perdida en el "yoismo", o sea,
creerse el centro del universo. Yo, yo y solo yo; los demás no importan. En el
egoísmo rampante por el éxito ajeno, en el irrespeto a su madre y a su padre.
Cae en esa categoría quien rebaja su dignidad por unos cuantos pesos,
consciente de que se engaña porque sabe
que no está bien lo que hace, así como reincidir en hechos abominables.
Al margen del caso que de lugar a un desacierto, lo importante es que
la oveja rectifique su modo de ser. Que se valore como ser humano transitorio en
este mundo y deje huellas positivas para los que le sucederán.
La tarea de quienes no siguen las andanzas de la oveja perdida es ayudarla a dejar el camino equivocado.
Recordarle que aunque hay caminos que conducen a la felicidad en diferentes
vertientes no es mejor ni más feliz el que más tiene en términos económicos,
sino el que sabe vivir para servir sin
que le señalen con el dedo acusador.
En ningún caso se le debe llamar oveja negra, no. Imperfectos, como
somos todos, tenemos el chance de la reivindicación para una mejor convivencia.
Por eso hay que ir tras la oveja perdida para ayudarla aunque sea con un buen
consejo.
Ir tras la oveja perdida no es una novedad. La tradición se recoge en
Mateo 18-12-14. Desde entonces ha llovido mucho, pero lo importante es lo que
tú hagas ahora.
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