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Los ministerios de Medio Ambiente y Salud Pública y la Policía, deben velar por el cumplimiento de la ley respecto a la contaminación sónica.

Colmadones, discotecas, bares, "drinks",  lavaderos de vehículos, viviendas e iglesias protestantes, violan la legislación y las autoridades se hacen de la vista gorda.

Es hora de que las referidas instituciones actúen. Resulta inadmisible que personas que trabajan no puedan conciliar el sueño debido al elevado volumen de iglesias protestantes en sus cultos, que todo parece indicar ciertos pastores tienen la falsa premisa de que mientras más alto hablen, mayor será la cantidad de fieles que conseguirán.

Numerosos colmadones, algunos situados en sectores residenciales como el Evaristo Morales, bares y discotecas de la Ciudad Colonial y otros sectores, colocan música a todo volumen causándoles molestias a los residentes en sus cercanías.

Es hora de que juntas de vecinos se empoderen y procedan a poner en conocimiento de las autoriades los abusos de lo que podemos denominar "cultura de la bulla.