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Que un "estudiante" tenga décadas en la universidad estatal y que encima lo elijan para presidir a sus "colegas", da mucho que pensar sobre el estado de la educación, a todos los niveles, en el país y nuestra escala de valores.

Este dirigente es un "estudiante profesional", es decir, un cuadro político disfrazado de estudiante.

Su apego es la agrupación política que lo patrocina, no a los valores académicos de la institución en la que ha pasado gran parte de su vida.

¿Cuánto ha invertido nuestro país en estos "estudiantes" que se pasan la vida cumpliendo roles políticos en instituciones académicas? ¿Cómo se puede justificar que estos "estudiantes" sigan permaneciendo en instituciones ocupando los espacios de jóvenes que sí quieren estudiar y superarse?

No hay justificación que valga y es una pena que partidos políticos que han dirigido, dirigen y aspiran a seguir dirigiendo al país apoyen situaciones como ésta.
No en vano estamos como estamos. Con esos valores no vamos a parte alguna. (De Diario Libre).