Puertorriqueños deliran por Aventura

sábado, 4 de diciembre de 2010 12:07 By Augusto Socìas


El primer beso que Romeo lanzó a sus fanáticas ocurrió en la segunda canción que interpretó; el que le dio en la boca a una, en la quinta; pero los de ellas le llegaban a él desde que Aventura empezó a repartir bachata la noche del viernes en el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, San Juan.

A juzgar por los gritos, había más puertorriqueños que dominicanos, según se identificaron cuando el vocalista preguntó por cada nacionalidad. A las 10:10 de la noche, sólo algunos asientos estaban vacíos en el Choliseo; a las 11:10, ya estaban ocupados.

El intérprete y los músicos hicieron gala de su capacidad para la seducción de masas con comentarios entre las canciones, coqueteos, preguntas directas a individuos que separaban del resto e invitaciones constantes a levantar las manos, aplaudir y corear, aunque la audiencia no necesitaba esas peticiones para hacer esos gestos. También mostraron la camaradería que comparten los cuatro integrantes de este grupo de bachata, como cuando se dividían en grupos de dos (Henry y Lenny versus Romeo y Max) para probar quiénes eran los favoritos.

Se trata de la misma fórmula que trajeron en 2008 y el año pasado en República Dominicana.

El recinto, estructurado en 360 grados –con el escenario en el centro–, se cundió de gritos a las 9:47 de la noche, cuando aparecieron el vocalista Anthony “Romeo” Santos, el compositor y vocalista secundario Henry Santos, el director musical y guitarrista Lenny Santos, y el bajista Max “Mikey” Santos.

Cada uno de los miembros del grupo de bachata se turnó los puntos cardinales según interpretaban Por un segundo en medio de un aluvión de alaridos que se mantuvo ininterrumpido al menos durante los primeros tres números.

“¡Qué bueno sentir que estoy en Puerto Rico! ¡Bienvenidos al mundo de Aventura! ¡Arriba boricuas!”, exclamó Romeo al terminar esa canción, justo antes de empezar El desprecio.

Con su tradicional gabardina, esta vez mostaza, el cantante bromeó sobre la estructura de la tarima al ofrecer su cuerpo entero, de espaldas, a las secciones que le quedaban detrás cuando cantaba hacia al frente. Lo mismo hizo Herny, mientras que Lenny y Max le sometían sonrientes a la guitarra y el bajo.

“Me gustaría dedicar esta canción a todas esas mujeres venenosas. Lástima que, mientras más veneno tienen, más las amamos”, dijo Romeo antes de Sin veneno, no tan aplaudida como los tres popurrís de éxitos radiales incluidos en el repertorio. Entre éstos, el que más euforia desató en los presentes fue el primero, compuesto por Los infieles, La niña cambió, Cuándo volverás y Te invito.

En ese segmento, Romeo dio un beso en la boca a una muchacha del público a la que cedió el micrófono por varios segundos.

Otras manifestaciones de esta interacción íntima fueron, por ejemplo, cuando preguntaba por las mujeres sexis y veía que una no contestaba. De inmediato, se dirigía a ella a decirle que sí lo era y hacerle cariños. Anthony también hizo relatos sobre la infidelidad de la mujer hacia el hombre en una relación heterosexual. Dentro de su discurso, aconsejó a los hombres a no perdonar a las mujeres, y a las mujeres a no volver a dejarse tocar por ellos, mientras se señalaba las partes íntimas.

Por otra parte, bromeó indicando a un hombre de la audiencia, para hacerlo enfadarse, que su esposa había tenido relaciones sexuales con él, su artista favorito. Luego, le lanzó una máscara con su rostro a la pareja para que la usen durante sus coitos.

Asimismo, subió a cuatro chicos a la tarima para que demostraran que puede haber fiebrús de Aventura que no sean féminas. Los retó a vocalizar Ella y yo, pero sólo uno de ellos pudo recordar la letra de la canción completa, si bien desafinó.

Tampoco pudo faltar el momento en el que el cantante hizo perreos y movimientos sugestivos con una chica sobrepeso del público. En esta ocasión, acercó su pelvis al rostro de la escogida.

“Ésos son los gritos de los infieles”, bromeó Romeo al cantar Los infieles, melodía durante la cual la tarima empezó a rotar como un carrusel para regocijo de los espectadores. Este mensaje contrasta con la concienciación social de temas del grupo como Hermanita y Amor de madre, en los que se manifiesta contra la prostitución involuntaria y la delincuencia.

Mi corazoncito marcó uno de los momentos de más energía del show, pues los asistentes dieron patadas en el suelo al tiempo de Anthony Santos –esta vez ataviado con una camisa de cuadros rosados y pantalón blanco– lanzaba besos y ponía sus manos en forma de corazón y confetti descendía desde el techo.

El espectáculo se extendería por más de dos horas e incluiría más de 40 canciones, contando las incluidas en los popurrís. Tuvo cuatro pantallas gigantes en el techo del escenario, compuesto por tres secciones de franjas de luces, así como efectos de humo y pirotecnia.

Entre las novedades en éstas, se destacó Noche de sexo con cuatro tambores y sin Wisin & Yandel, dúo de reguetoneros boricuas con el que la suelen entonar; una fugaz flauta en La película; y la guitarra eléctrica en las últimas canciones a partir del tercer popurrí, integrado por Angelito, I’m Sorry, Our Song, Llorar, La novelita, La guerra, Lágrimas. En esta última dosis de romanticismo bachatero resaltó Obsesión, coreada por completo y bailada por parejas entre las gradas con gritos de orgullo boricua y dominicano.

Además, Henry cantó como vocalista principal en algunas, con mayor protagonismo en Enséñame a olvidar y Princesita, dedicada a sus fanáticos de Twitter, y Romeo complació peticiones de sus fanáticos entonando No ha sido fácil, El amor, Un chi chi y Me voy (El anillo), entre otras.

Aventura tendrá más funciones de este concierto hoy sábado y el domingo, en el Choliseo. (Primera Hora).

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