El caso del recientemente sentenciado padre Gil refleja los problemas internos de la Iglesia polaca
viernes, 10 de abril de 2015 9:58 By Augusto Socìas
Por: Michael Nobis
El miércoles 25 de
marzo fue sentenciado por la corte de Wolomin, cerca de Varsovia –la capital de
Polonia-, el padre Gil, al quien se acusaba de haber cometido abusos sexuales
contra menores de edad en la República Dominicana y Polonia.
La atención de
los medios en Polonia
El caso atrajo
mucha atención en el país donde según el último censo del año 2011, el 87,6% de
la población se considera católica. La peculiaridad de los medios polacos en
este caso fue la división entre los medios seculares y los relacionados con la
Iglesia católica. Los primeros tomaron principalmente una posición de buscar
confirmación de la culpa del sacerdote y los segundos de defenderlo ante tanto
las acusaciones como los medios seculares.
La sentencia
Durante el primer
juicio el día 20 de marzo se le presentaron al sacerdote 10 cargos. Fue, entre
otros, acusado de mantener relaciones sexuales y cometer abusos sexuales a
menores de edad en Polonia entre 2000 y 2001 – a 2 menores - y en la República
Dominicana entre 2009-2013 – a 6 menores. En el juicio el acusado se sometió a
la pena y sugirió por él mismo 7 años de prisión y pagar una indemnización a
las víctimas. Para muchos de los que seguían el caso, tanto en la República
Dominicana como en Polonia, fue sorprendente que la jueza aceptara la propuesta
del acusado. Además, durante todo el periodo desde que surgieron las
acusaciones hasta los últimos días, el padre Gil vehementemente había denegado
ser culpable. La pena máxima, según el Código Penal de Polonia, puede ser de
hasta 15 años de prisión. El cura debe, también, pagar a las víctimas
155.000PLN (aproximadamente 1.800.000 pesos dominicanos) y no puede acercarse
ni trabajar con menores de edad durante un periodo de 15 años.
No es un caso
excepcional en la Iglesia polaca
El proceso del
padre Gil no ha sido nada extraordinario en Polonia. Más bien, es una parte de
la cadena de casos con miembros del clero como actores principales. Tampoco la
pena ha sido severa en comparación con la sentencia de 2013 del ex-párroco
Slawomir S. de la parroquia de Szczuki, quien abusó sexualmente de cinco menores
de edad y por lo cual fue condenado a 8 años y 6 meses de prisión. Otro ejemplo
es la sentencia del año 2002 del cura Edward P., donde se le condenó a un año y
medio por abusos sexuales a menores. Estos solo son algunos ejemplos de una
larga lista de casos en los últimos años. En otras ocasiones, la Iglesia y las
víctimas llegaron a acuerdos fuera de la Corte.
La Iglesia
polaca evita abordar el problema de pedofilia en su seno
Aunque los abusos a
menores son cada vez más publicitados por los medios de comunicación en
Polonia, la Iglesia, en la mayoría de los casos, ha tomado una posición
defensiva. El miércoles de la semana pasada, el cura Jozef Kloch - el portavoz
de la Conferencia del Episcopado de Polonia (KEP) – declaró que la Iglesia no
tiene obligación de reportar los abusos cometidos por el clero a la fiscalía.
Añadió que si la víctima desea denunciarlo, lo puede hacer por su cuenta. La
pregunta aquí es: ¿qué entendimiento sobre el acto del abuso y conocimiento
sobre sus derechos puede tener un niño de menos de 10 años?
El portavoz Kloch
también respondió a la pregunta de si se tomarían algunas medidas contra los
superiores del padre Gil, quienes supuestamente a pesar de conocer los abusos a
menores que había cometido el cura ya en Polonia en los años 2000 y 2001, le
enviaron a trabajar a la República Dominicana. Como Kloch dijo que el caso
todavía no fue bien investigado, es probable que se intente a olvidar de ello,
y nadie no sufrirá consecuencias.
Recientemente, el
famoso ya mencionado cura Edward P. fue nombrado párroco del pueblo Brozec en
el sur de Polonia después de cumplir su condena. Los jerarcas de la Iglesia lo
justificaron explicando que tuvo lugar una expurgación [eliminación de
antecedentes penales], y no había obstáculos para que el cura tomara el puesto.
Según esta lógica
podemos, también, esperar que cuando se acabe el periodo de 15 años durante el
que el padre Gil no puede trabajar con menores de edad, le podamos ver cuidando
a niños en una escuela u otro lugar. Por haber sido sentenciado en Polonia y no
en la República Dominicana, el cura ya se ha librado de una posible sentencia
de 20 años de prisión – la pena máxima según el Código Penal de la República
Dominicana en este caso - y ha escapado de las duras condiciones de las cárceles
dominicanas.
Nota.-El autor es un periodista polaco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)


0 comentarios:
Publicar un comentario