La humildad
miércoles, 15 de octubre de 2014 9:42 By Augusto Socìas
La humildad no tiene nada en común con la soberbia.
Son diametralmente opuestas y la primera siempre superará a la segunda en
cualquiera de los terrenos en que se encuentren
al margen de su linaje.
Recuerdo a un joven, doblemente humilde por su
condición social, que conducía un viejo
vehículo que chocó con una Jeepeta en la intercepción de las avenidas 27 de
Febrero y Abraham Lincoln, cuyo dueño reaccionó de manera iracunda mientras su
mano al cinto estaba sobre lo que parecía un arma de fuego. La humildad del
joven lo salvó quien sabe de qué desgracia irremediable.
Mientras el hombre de la Jeepeta era
blasfemia y más blasfemia, el joven se mantuvo sumiso y en voz baja
pedía excusas por el incidente que le puede ocurrir, sin querer o por descuido,
a todo el que va tras un volante.
No en vano se dice que la humildad es la madre de
todas las virtudes, al margen del rango social que se pueda ostentar. Actuar
sin orgullo es un don, lo mismo que no presumir de logros materiales y
reconocer los fracasos y debilidades que siempre se pueden superar.
El humilde tiene la siguiente retahíla de
sinónimos: modesto, respetuoso, tímido, profundo, sencillo, llano, sumiso,
dócil, obediente, reservado, apocado, afable. No obstante, nada de esto implica
que sea un tonto y que no tenga
conocimientos enriquecedores. Se puede asegurar que este tipo de persona
contribuye con la paz, con la buena convivencia y el progreso de una nación.
El orgullo solo provoca el alejamiento de los demás
en un mundo donde la vida del homo sapiens es muy limitada en el planeta
tierra.
El orgullo registra el desagradable símil de suficiencia,
soberbia, altivez, endiosamiento, engreimiento, ínfulas, vanidad, pedantería,
postín, presunción, arrogancia, petulancia, soberbia
En fin, el orgulloso ahuyenta a los demás con su
forma negativa de vivir. Se asume, por tanto, que son personas "toleradas" por el stop que
provocan con su actitud.
En la Biblia, Santiago 4.6 refiere que "Dios
resiste a los soberbios y da gracias a los humildes." Y puntualiza en Lucas 14.11 que
"cualquiera que se enaltece será humillado y el que humilla será
enaltecido."
Abrázate a la virtud de la humildad y contribuyes a
un mundo de paz, de amor y equilibrio por un mejor horizonte que depende de
todos.
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