Duarte solo necesita que lo imiten
domingo, 10 de noviembre de 2013 18:59 By Augusto Socìas
Por: CÁNDIDA FIGUEREO
Imitar
a Juan Pablo Duarte representa el mayor honor que se le pueda dispensar a su persona
para seguir manteniendo consolidada una nación libre, sin rasgaduras y digna
del esfuerzo que le permitió lograr su propósito a este insigne de la
democracia.

La
República Dominicana necesita ser fortalecida por hombres y mujeres de buena
voluntad que actúen con transparencia en cada una de sus ejecutorias. Personas
que le den a la patria, no que le resten.
¿Acaso
no fue eso lo que hizo Duarte? Con dinero propio y/o de la familia llevó a cabo
la financiación de armas utilizadas en la revolución por la independencia, sin contar tiempo y desafíos por esta lucha
restauradora.
¿Usted
se imagina lo que es gastar dinero propio y de la familiar para llevar a cabo
una revolución en ciernes? Aquí vale el dicho solo la fe mueve montañas y su fe era inconmensurable.
A
169 años del trabucazo de la Independencia, corresponde a la presente
generación y a todas las ulteriores continuar
reforzando ese legado de Duarte y los demás involucrados en esta gesta.
La
mejor manera de lograrlo es conservando nuestra nacionalidad sin ningún tipo de
ingerencia, sustentado en nuestra leyes y sin temor a ningún tipo de amago.
Se
imita a Duarte cuando se es un buen
ciudadano, cuando se cuida y defiende el
país como a la niña de sus ojos. En esto no le tema a nada ni a nadie. En fin,
no ceda, no se raje.
Usted
imita a Duarte cuando predica y practica la honradez, cuando vela por el
erario, por cada edificio y obra de cualquier índole que se hace con recursos
del pueblo.
Lo
imita cuando respeta el derecho ajeno, cuando ama y conduce a sus hijos por
buen camino, cuando persigue soluciones pacíficas y/o legales ante cualquier
problema, cuando usted se educa para tener mayor conocimiento y bagaje del por
qué de las cosas y cuando trabaja de manera honrada.
También
se imita y se ama a Duarte cuando ve cada mañana izar en nuestros
establecimientos públicos y militares la
enseña tricolor que siempre debe estar en el tope como símbolo inequívoco de lo
más preciado para un ser humano: LA LIBERTAD.
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