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Lo cierto es que los tecnócratas que redactaron la propuesta de reforme fiscal no tienen los pies sobre la tierra. Esto así porque pretender gravararroz, habicuelas, quesos, carnes, pescados y un sinnúmero de productos de consumo masivo, lesionará a los bolsillos de los que menos ingresos perciben: las clases media y baja.

No es justo que se procure que la fiesta del despilfarro de Leonel Fernández y su grupo, la paguen los más pendejos.

Esperamos que el presidente Medina y su equipo revisen de manera minuciosa su propuesta tendente a conseguir más de 50 mil millones gastados en la pasada campaña electoral.

Debían someter a la justicia a los funcionarios que violaron la ley al gastar el presupuesto de este año durante la fiesta.

Otra cosa, la mayoría de los empleados del Estado tiene salarios míseros con los que subsisten en medio de precariedades. El costo de la canasta familiar anda por las nubes, igual que la factura de energía eléctrica. A eso agréguele el pago de colegios, transporte, compra de libros, etc.

La situación de esa mayoría y los obreros contrasta con los sueldos y privilegios de funcionarios, diputados, alcaldes y regidores. También, de los miembros de consejos de empresas como las distribuidoras de electricidad, Junta Monetaria, Banco de Reservas, etc. Esa gente cobra pro sesión sumas aue superan numerosos salarios mínimos.