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La herencia del cantante - que tras la sentencia del Tribunal Supremo de 2009 ha sido ejecutada por el abogado John Branca y por el ejecutivo musical John McClain - afirma que el banco Lloyds de Londres tiene una deuda de 17.5 millones de dólares (12 millones de euros) por una póliza de seguros contratada por el cantante antes de su muerte, cuando iba a reanudar sus espectáculos.

Se suponía que los 50 espectáculos en Londres iban a empezar unas semanas después de su muerte en junio de 2009, y las entradas ya se habían vendido.

Sin embargo, Lloyds ha pedido a los tribunales de Los Ángeles que declaren la póliza nula, afirmando que Michael - que murió debido a una intoxicación de Propofol en su casa de Los Ángeles - había mentido acerca de su historial médico y sobre el abuso de drogas.

Lloyds insiste en que la póliza "solo se limitó a las pérdidas derivadas del accidente" y señaló que la causa oficial de la muerte de Michael fue clasificada de "homicidio".

La familia de Michael está contraatacando y ha presentado una denuncia diciendo que Michael nunca intentó morir, sin importar cuál fuera la causa oficial de la muerte. Además, creen que su muerte aún se califica de accidente.

"Esta acción legal no es nada más que una compañía de seguros intentando evitar el pago de un reclamo legítimo del asegurado", dijo el abogado de la familia, Howard Weitzman, tras las afirmaciones realizas por Lloyds.

La familia de Michael también reclama los daños y perjuicios de esos 12 millones de euros que se les debe.
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