Naomi Campbel celebra 40 años
lunes, 29 de marzo de 2010 8:49 By Augusto Socìas
A punto de cumplir los 40 años, Naomi Campbell sigue reteniendo ese físico espectacular que la ha mantenido como modelo de primera línea desde hace casi cinco lustros. Es ese temperamento caprichoso, irritable, proclive a unos ataques de ira que se han saldado varias veces en el juzgado, el que parece haber domado a fuerza de veteranía. "Me avergüenzo de los errores que he cometido, pero he trabajado muy duro para corregirlos y no pienso sentirme rehén de mi pasado", es su declaración de intenciones para encarar la madurez.
Quien fuera la primera belleza negra en protagonizar la portada de Vogue, cuando sólo contaba 15 años, estrenará la cuarentena el próximo 22 de mayo en la Riviera francesa, de la mano de su novio Vladimir Doronin. El millonario ruso está organizando una fiesta por todo lo grande coincidiendo con el festival de cine de Cannes, que congregará a sus amigos de la jet de Londres, Nueva York y Moscú. El entusiasmo volcado por Doronin en la celebración ha resucitado los rumores del pasado verano sobre un compromiso de la pareja, que Campell ni confirma ni desmiente.
Sí ha subrayado en varias ocasiones que esa relación contribuye a serenar su carácter, al igual que su amistad con el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, de quien se proclama "nieta adoptiva", o con la esposa del primer ministro británico, Sarah Brown, una aliada en diversas causas caritativas. Pero sobre todo "la nueva Naomi" responde a su propia resolución de atajar un recorrido de excesos, de mucho trabajo, fiestas, alcohol y cocaína, según sus propias palabras. Varios empleados sufrieron las consecuencias: en 2000, Campbell se declaraba culpable de agresión a su asistente personal; tres años después, otra de sus ayudantes la acusó de haberle arrojado un teléfono, suceso al que siguió una bofetada a la encargada de la limpieza, que le costó una condena de cinco días de servicios comunitarios en Nueva York. Una sentencia similar le fue impuesta por un tribunal de Londres, hace sólo dos años, por reaccionar violentamente ante la pérdida de su equipaje en Heathrow y llegar a agredir a un policía. Pero en esa ocasión la cumplió sin luz ni fotógrafos ("para mi sorpresa, me dejaron en paz").
La modelo que tuvo su pico en los años noventa, como parte del grupo de tops que también integraron Kate Moss, Linda Evangelista, Cindy Crawford y Claudia Schiffer, se ha autoimpuesto hoy un régimen laboral que intercala diez días de trabajo intenso con una semana de descanso obligado. El año pasado llegó a sugerir una retirada de las pasarelas, pero todavía no parece dispuesta a dar ese paso. Sigue recibiendo muchas ofertas y aprovechando su fama para denunciar la escasa presencia de modelos negras en el mundo de la moda, aunque ha rebajado el tono y ya no hable directamente de racismo. Quizá su ego no haya encogido, aunque al menos se toma las cosas de otra manera: "No soy perfecta, pero estoy intentando mejorar. Es todo lo que puedes hacer: seguir trabajando en ello".
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