Temen decenas de miles hayan muerto en Haití

jueves, 14 de enero de 2010 7:15 By Augusto Socìas


Las autoridades haitianas temen que decenas de miles de personas hayan muerto sepultadas bajo los escombros de los cientos de edificios -viviendas, escuelas y hospitales- que se vinieron abajo como castillos de naipes en Puerto Príncipe, azotadas por el terremoto que asoló Haití el martes por la noche y que ya se considera el más destructivo de los últimos 200 años en la isla caribeña.


Mientras prosigue a duras penas la búsqueda de supervivientes en una de las naciones con menos recursos del planeta, una multitud desorientada se ha apoderado de las calles, sumidas en el caos, de la capital haitiana. Muchos son los que, presos del pánico y de la histeria, piden a gritos la llegada de ayuda internacional para socorrer a las víctimas atrapadas entre las ruinas de una ciudad donde viven cuatro de los diez millones de haitianos y que desde el martes tiene un aspecto fantasmagórico.

Un joven haitiano ha suplicado en inglés a un reportero de Reuters: "Está muriendo demasiada gente. Necesitamos ayuda internacional...no hay servicios de emergencia, no hay comida, no hay teléfono, no hay agua, no hay nada". Los cadáveres han empezado a llenar las calles de Puerto Príncipe, lo que también hace temer la irrupción de enfermedades y epidemias. Cada pocos metros, en cada recodo, aparecen grupos de cadáveres amontonados. Algunos yacen tendidos en una esquina y otros muchos son depositados en grandes camiones con destino al cementerio.

Los que sobrevivieron a los temblores tampoco están a salvo, puesto que Puerto Príncipe sigue sufriendo sacudidas, aunque de menor intensidad que los cuatro temblores que instalaron el caos y la muerte en la rutina de esta ciudad. Miles de personas se afanan en rescatar supervivientes pero también en sacar a la superficie los cadáveres. La mayoría sólo cuenta con sus manos desnudas para llegar hasta los atrapados, por lo que la posibilidad de rescatar a personas con vida disminuye a gran velocidad a cada minuto que pasa.

Junto al polvo, enseguida ha aflorado de las entrañas de la urbe una lacerante letanía de gritos de dolor y desesperación. "Por favor, sáquenme de aquí, me muero. Tengo a dos niños conmigo", gritaba una mujer desesperada bajo los escombros de un jardín de infancia en la zona de Canape-Vert de la capital, según pudo escuchar un periodista de Reuters.

Al caer la noche, los gritos se convirtieron en muchos casos en cantos y rezos, según coinciden varios testimonios. "Un sonido conmovedor en el medio de una tragedia horrible", según escribía Troy Livesay, un bloguero que vive en la capital haitiana. "Se escuchan por las calles oraciones de agradecimiento de los que han sobrevivido", decía Riccardo Conti, delegado en Haití del Comité Internacional de la Cruz Roja.

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