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Las autoridades deben empantalonarse y no tolerar huelgas cada vez que se les antoje a empresarios del transporte, como la realizada entre 6 y 10 de la mañana que provocó que miles de obreros, estudiantes y empleados llegaran con retraso a sus centros de labores y estudios. Y para los mal pensados, no estamos sugiriendo que se reprima a nadie, pero a decir verdad, el promotor de la huelga cansa.

¿Qué culpa tienen los ciudadanos de sus supuestos problemas con el gobierno? Tampoco de los frecuentes enfrentamientos con otro empresario, acciones que contemplan tropas policiales como si nada.

Vivimos en una estado de derecho y las autoridades tienen que encarar las cosntantes paralizaciones de carros y minibuses del pésimo transporte público que nos gastamos, en el que distintos gobiernos han dilapido centenares de millones de pesos dizque para mejorar ese servicio.

Es hora de que cuando esos personajes entorpezcan el tránsito , como han hecho en San Cristóbal, protagonizando acciones violentas en las que han resultado heridos varios conductores, metan en cintura a quienes alteren el orden público. Que los apresen y sometan a la justicia.

Por otra parte, en diferentes gestiones gubernamentales se han creado entidades dizque para velar por el mejoramiento del deficiente transporte público, entre éstas la Oficina Técnica del Transporte, donde cobran sin cumplir el rol para el que creada su titular y decenas de empleados.

Respecto a la Oficina de Servicio del Transporte (Omsa), el gobierno debe fortalecerla adquiriendo pra el corredor de la 27 de Febrero por lo menos cien unidas y manteniendo el pasaje a cinco y diez pesos. Si la Omsa fuera fuerte en esa ruta, hace rato que las bravuconerías de los que se creen por encima de las leyes habrían ido a parar al zafacón.

Un reducido grupo de empresarios que tienen el descaro de proclmar a todo pulmón que son sindicalistas, ha acumulado jugosos fortunas con las exenciones de impuestos, subsidio al gasoil y gas licuado de petróleo que accediendo a sus acciones chantagistas, les concede el gobierno.

Aquí hace años que las autoridades deben apretarse la correa y cuando uno de esos personajes para el transporte por cualquier quítame esta paja, proceder sometiéndolo a la justicia. Y cuando lo haga tres veces, dejarse de miramientos y cancelarle las rutas.

Ese pequeño grupo controla la mayoría de las rutas de carros, minibuses y autobuses en el Distrito Nacional, provincia Santo Domingo, San Cristóbal y otras ciudades por la sencilla razón de que los gobernantes han sido en extremo complacientes con sus permanentes acciones chantagistas.