Veterano comediante Shorty Castro satisfecho
sábado, 4 de julio de 2009 8:36 By Augusto Socìas
“Lo he hecho todo: he cantado, he escrito, (soy) comediante, músico, compositor, he compuesto canciones que me han grabado figuras como Celia Cruz...”, afirma en referencia a la canción Raíces que le entregó a La Guarachera de Cuba (1925-2003).
Algo que no ha experimentado es la producción de televisión. Tampoco le interesa.
“A mí me gusta más el pueblo”, dice del contacto con la gente, que mantiene a través del programa de radio El Tiri y jala, que conduce junto con Junior Abrams por el 940 A.M..
“A veces me siento cansado, (pero) ni me interesa ir donde el médico, porque el problema de uno es que va donde el médico y lo examina y te dice: 'Tienes esto', pero si no, uno no sabe que lo tiene...”.
Ciertamente la “receta” le ha funcionado, pues el creador de “Camellito”, “Armando Galán y Figura” y “El Conde de París” goza de una sagacidad mental envidiable. No se le escapan fechas, nombres ni anécdotas.
El viernes, durante el programa Día a día de Telemundo, le dedicaron la nueva sección Honor a quien honor merece y, tras pasar la sorpresa, compartió varios de los gratos momentos que recordó desde que salió de Mayagüez el 31 de agosto de 1956 a probar suerte en San Juan.
Rodeado de los animadores Dagmar y Raymond Arrieta y de sus compañeros Cristóbal Berríos, Raulito Carbonell, Bobby Díaz y Alfonso Alemán contó de una vez que fue a presentarse en Nueva York en un espectáculo de Marco Antonio Muñiz.
Llegó al recinto, ubicó el camerino identificado con su nombre y pasó a dejar sus pertenencias. Poco tiempo después regresó y no encontró ni la estrella con su nombre ni sus cosas.
Para su sorpresa, el cantante mexicano había mudado todo a su camerino para compartirlo con él.
A Israel Castro, su nombre de pila, le han sugerido perpetuar su obra en un libro, lo que no descarta, pero tampoco lo ha planificado.
Lo único que tiene listo es el título: Mi vida agridulce.
Teme por la televisión
Shorty Castro ha vivido todas las etapas de la pantalla chica: blanco y negro, color y ahora, digital.
Ha pasado periodos buenos, regulares y malos, mas asegura que nunca vio decaer la televisión como en estos tiempos.
“Mira que pasamos momentos difíciles con Tommy, que en paz descanse, pero ésta es... que hasta tengo miedo que no se levante”, confesó cabizbajo.
¿Habrá alguna alternativa?
Está muy difícil, y si seguimos hablando de eso, caemos en política, porque hasta que no se resuelva el estatus, es muy difícil.
La carencia de libretistas talentosos es, a su juicio, lo que ha aniquilado el taller.
“Lo más flojo que hay son los libretistas, no hay quien escriba; pa' eso no puede haber escuela, eso es un arte que nace con la persona y parece que no (hay), y además, a quién le van a escribir, si no hay programas”, lamentó resguardado por su distintiva boina.
La única figura que le inyecta un poco de esperanza al escenario gris que se plantea para los artistas es el productor Luisito Vigoreaux.
“Él tiene mucho interés en darnos trabajo, por eso es que ha comprado tantos teatros, porque no hay sitio en la televisión”, concluyó.
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