Yaguaza.com

No obstante la crisis económica que afecta a Puerto Rico, los admiradores de Gilberto Santa Rosa y Víctor Manuelle demostraron anoche que no escatiman en gastos para ver a sus ídolos en concierto. A las 9:05 p.m., mientras el público todavía llenaba los asientos del Coliseo José Miguel Agrelot, un vídeo que recogía los momentos más memorables en las carreras de ambos intérpretes dio inicio el espectáculo “La historia continúa”.

Y de inmediato aparecieron los dos cantantes vestidos de impecable negro y blanco interpretando ‘Canción de los soneros’. Sin hacer pausa, Santa Rosa continuó con ‘Conciencia’ mientras Víctor Manuelle, como un buen alumno, se quedó en la parte de atrás del escenario marcando el ritmo en lo que le llegaba el turno para alternar con ‘Así es la mujer’.

Y así fue la dinámica del show, con una potente orquesta de 12 músicos que se mantuvo haciendo transiciones melódicas entre un cantante y otro, y que puso a bailar en sus asientos a la audiencia que llenó el recinto, y entre la que, además de las compañeras sentimentales de los intérpretes, había colegas como Domingo Quiñones y Jerry Rivas.

No fue sino hasta la quinta canción, ‘Se me rompe el alma’, que el dúo se dirigió a los presentes por primera vez.

Un emocionado Víctor Manuelle explicó que este espectáculo fue la continuación de un sueño que comenzó en 2001 con “Dos soneros, una historia”. A renglón seguido pasaron a la proyección de un vídeo con escenas del mencionado concierto.

Pero el dúo no sólo complació a sus fanáticos con música, sino que los divirtió haciendo gala de sus dotes de comediantes con una rutina en la que bromearon sobre los “looks” que ambos lucían en los 80 y 90, y hasta mostraron fotos de un Víctor Manuelle adolescente, cuan

do hacía sus primeros pininos como cantante.

No fue hasta el tema ‘Quítate tú’ que los protagonistas de la noche volvieron a interpretar un tema juntos.A lo largo de la velada, los cantantes interpretaron un repertorio de sus éxitos, en el que incluyeron temas movidos y otros de mucho sentimiento que un par de docenas de parejas aprovechó para bailar.