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Los discos importados pagan excesivos gravámenes, por lo que su precio resulta inaccesible para personas de clases media media, media baja y baja. Es este uno de los países donde se cobra más impuestos a los cidís. Eso en adición al gancho en que cayeron los disqueros locales hace años de ofertar copias "económicas" que venden entre 100 y 150 pesos.

Si a esto añadimos que las entidades llamadas a combatir el flagelo nada hacen en ese sentido que no sea aparecer esporádicamente en los medios anunciando incautaciones de materiales pirateados, sin nunca llegar a los denominados pejes gordos.

Ni la Oficina de Derecho de Autor, ni el Ministerio Público se han dedicado a enfrentar la piratería de discos y películas. Además del marasmo en que se encuentran esas instituciones, no se avisora voluntad política para enfrentar el problema.