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Algunos presentadores con tal de figurear trabajan sin salario. En esos casos los dueños de espacios les facilitan vestuarios que obtienen por intercambio. Lo que pasa es que hay personas que deliran por aparecer delante de las cámaras. De ahí que aceptan el delicado trabajo sin percibir un centavo. Muchos proclaman a los cuatro vientos que devengan sueldos de 50 mil pesos. Los pobres, viven de la apariencia, se engañan a si mismos, pues a corto, mediano o largo plazo, la verdad sale a flote. También, dueños de programas le dan "oportunidad" a esa gente para "ahorrar". Sin embargo, se dan casos de presentadores carentes de formación que hablan con faltas ortográficas, lo que afecta la imagen de los espacios y canales donde participan.