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En los últimos años se han creado distintas entidades para regularizar el caótico transporte público, sin que hasta el momento aterricven en ese sentido. Lo que se ha incrementado es la burocracia de las instituciones.

La más reciente fue la Opret, y como su titular, es amigo de infancia y hombre de confianza del presidente Leonel Fernández, se pensó que tomaría el toro por los cuernos y haría cumplir la ley. Pero que va, el tiempo ha transcurrido y el desorden sigue, y el grupito de empresarios haciendo lo que les venga en ganas.

Más del 90 por ciento de los choferes de conchos no han aplicado la disminución en el precio del pasaje. Los de la ruta Tunti Cáceres-parque Independencia, por ejemplo, argumentan que es muy corta y que los precios de neumáticos, lubricantes y repuestos no han bajado. Respecto a los conductores de conchos de Villa Mella, hace tiempo que en las horas pico cortan la ruta y en vez de llegar a la Ovando, la mayoría sólo oferta hasta la entrada de Guaricanos o la urbanización Máximo Gómez, teniendo los usuarios que cantearse dos veces en vez de una con el pasaje.

La misma posición tienen los de la ruta Ovando-Distrito (Lope de Vega con San Martín), mientras los pendejos pasajeros que devengan sueldos míseros en instituciones oficiales y del sector privado, continúan pagando pasajes caros frente a combustibles más baratos.

Es hora de que las autoridades echen por la borda su inacción, la teoría y pasen a la práctica, haciendo que los conchos disminuyan los pasajes. Está bueno de que los "sindicatos" y "federaciones" que se han multiplicado como la verdolaga sigan haciendo de las suyas, como si no viviéramos en un Estado de derecho.