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Cuando se producen torrenciales aguaceros, como ha acontecido en estos días, salen a flote las precariedades del transporte público y la falta de un drenaje pluvial en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo. Miles de ciudadanos que utilizan carros del concho, autobuses de la Omsa y "voladoras", pasan trabajo para llegar a sus hogares después de trabajar o estudiar. Ah, la mayoría de choferes de carros públicos se aprovechan y hacen su agosto cortando las rutas, lo que obliga a los pendejos pasajeros a gastar más para llegar a sus casas. El deficiente transporte público es uno de los problemas que deberá encarar el gobierno del presidente Leonel Fernández. Millones de pesos se han dilapidado dizque para cambiar flotillas de conchos, minibuses y autobuses. Ese dinero, obtenido por las autoridades del pago de impuestos de los pendejos coantribuyentes, ha ido a parar a manos de un reducido grupo de empresarios del transporte que aún, descaradamente, insisten en identificarse como "sindicalistas". Es hora de que el gobierno se empantalone y tome el toro por los cuernos. Reiteramos al presidente Fernández nuestra sugerencia de que otorgue poderes para solucionar el problema al ingeniero Diandino Peña, director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), un verdadero gerente, lo que demostrado con sus acciones en los sectores público y privado.