Otro del caso Quirino negocia sentencia
martes, 9 de septiembre de 2008 9:54 By Augusto Socìas
NUEVA YORK.-Mientras su hermano mellizo David tuvo que conformarse con una sentencia de 10 años de cárcel mediante una cuerdo con la fiscalía, Jean Paul Ulloa, sólo cumplirá 4 años de cuyo tiempo le restan ocho debido a que fue arrestado en junio del año 2005.La información la ofreció ayer en el estrado de la Corte Federal del Distrito Sur el propio convicto que testificó en el juicio que se le sigue a la empresaria Fátima Henríquez Díaz, propietaria de "Fama Shipping" una embarcadora situada en la avenida Ámsterdam del Alto Manhattan, pero salió a relucir que ella maneja otras dos empresas.Ulloa de 41 años de edad y con dos como técnico en computadoras, nacido en Nueva York y recluido en el Centro Metropolitano de Detención (MCC) del condado de Brooklyn colectó en poco tiempo unos $3.5 millones de dólares por las ganancias del narcotráfico. Con parte de ese dinero junto a su hermano y a Samuel Rodríguez Cordero (El Príncipe) montó una empresa de construcción en Santo Domingo dedicada a fabricar torres, villas, cabañas de lujo y condominios, llegando a tener lujosas propiedades en Punta Cana, La Romana al Este de la República Dominicana.En su testimonio coincidió con lo dicho en la primera fase del juicio ayer por su hermano David en el sentido de que Eduardo Rodríguez Cordero era el enlace principal entre ellos y el ex capitán del Ejército Nacional Quirino Ernesto Paulino Castillo.
Admitió que desde 1989 y motivado por su hermano David, transportaba y distribuía cocaína y crack en las calles de Nueva York, Washington, DC y otras áreas en la parte Norte del estado. Señaló que los kilos de cocaína, unos 300 en total movidos por la banda de Quirino, según explicó su hermano al testimoniar para la fiscalía en la mañana, eran transportados desde Puerto Rico a Nueva York.Identificó por sus apodos a los nombrados "Lentes", "Pelotero", "Víctor", "Juan" y Marcos entre quienes formaban parte de la organización. Dijo que su hermano se recargaba de colectar el dinero. En Nueva York el 90% de la droga la distribuían en puntos controlados por narcotraficantes de menor cuantía que las vendían a los viciosos en las calles 7 y 22 del Bajo Manhattan y la avenida Columbus en el centro de la ciudad."La droga que movíamos era repartida en diferentes localidades de Nueva York", dijo en su testimonio respondiendo a una pregunta del fiscal adjunto Michael J. Bosworth.
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