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En un secto residencial de Santo Domingo hay un bar de lesbianas. Aunque se permite el ingreso de hombres, el establecimiento cuenta con una clientela fija de lesbianas. Si alguien intenta fotografias a las mujeres, no lo permiten, y la seguridad del centro procede a "invitarlo" a salir del lugar. Una vecina que pidió mantener su identidad en el anonimato, relató que en el bar se observan mujeres tomadas de sus manos, abrazadas y acariciándose como si nada. Bueno, las muchachonas dirán que tienen derecho y que los homsexuales cuentan con varios establecimientos.