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La mayoría de los miembros de la Policía devenga salarios míseros, lo que contribuye a que muchos caigan en acciones delincuenciales. En eso estamos todos de acuerdo. Ahora bien, previo a que se incrementen los ingresos de los agentes se impone una profilaxis con la finalidad de excluir a aquellos miembros que se compruebe forman parte de la vasta legión de pillos que frecuentemente atracan, asesinan y extorsionan a ciudadanos.

Bien pudiera el presidente Leonel Fernández reducir en uan diez por ciento, por ejemplo, los sueldos lujosos de altos funcionarios y destinar ese porcentaje a incrementar el de los policías. Los diputados y senadores también pueden contribuir disminuyendo en la misma proporción sus ingresos que dicho sea de paso, constituyen una burla al ejército de obreros y empleados públicos y privados que perciben sueldos que no les alcanzan para cubrir sus necesidades perentorias.