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Hay abundancia de individuos que hacen lo que esté a su alcance a fin de dirigir gremios, pero no con interés de trabajar en beneficio de sus miembros, todo lo contrario, su objetivo es lucrarse a través de esas entidades. Conseguir prebendas y poner en práctica acciones reñidas con la moral con tal de beeneficiarse.

Por esa razón ciertos gremios se han convertido en una especie de entelequias, instituciones sin ninguna incidencia ni credibilidad. Y para rescatarlas se requiere de personas honestas que resistan cualquier cuestionamiento.

Eso mismo acontece en determinados partidos pequeños, ventorrillos cuyas cúpulas han amasado fortunas millonarias con recursos que obtienen para campañas, de los que se han dado casos que no gastan ni un 20 por ciento. Como saben que no van para ningún lado solos, participan unidos a uno de los partidos grandes, al que mejor les pague y de esa manera conservan su reconocimiento.