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Una noche en la discoteca Morocco de Cinemacentro durante un baile del Conjunto Quisqueya, un grupo de disc jockeys de los más pegados estaba en una mesa contigua a la del empresario cubano Gilberto Gonález Arena, dueño de Musicalia, quien le pagó un servicio. Cuando se termnaron de bajar el pote y los refrescos, Freddy Abreu (el Bello, bello), se paró y llamó a don Gilberto para que se canteara con el segundo round y éste se paró y expresó: "Gilberto trabaja para Gilberto", en señal de que no pagaría la segunda ronda, provocando estruendosas carcajadas de los animadores.