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El desorden es característico en el transporte público que ofrecen empresas disfrazadas de sindicatos que, en base a huelgas y acciones chantagistas o aliados circunstanciales a diferentes gobiernos, mantienen un monopolio del importante servicio.
Sólo hay que ver en las horas picos a centenares de pasajeros esperando abordar conchos,-muchos en pésimas condiciones_para dirigirse a centros de estudios o a sus hogares.
Ese caos ha sido tolerado por diferentes gobiernos que no han mostrado interés en buscarle adecuada salida al problema.
Centenares de millones de pesos han sido entregados a "líderes" de "sindicatos" y "federaciones" de transporte con la finalidad de mejorar el servicio que, paradógicamente han empeorado.
Es hora de pasar de las palabras a los hechos. El gobierno no debe aceptar el chantaje de seudos sindicalistas que sin que haya aumentado el gas licuado de petróleo, pretenden incrementar en cinco y veinte pesos el pasaje a partir de mañana.
Vivimos en un estado de derecho y quienes nos gobiernan están en la obligación de defender los intereses de los ciudadanos.