Policía tiene que cambiar
La Policía es, desde hace años, la institución castrense con menos credibilidad.
El jefe de la misma, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, es un hombre joven y preparado. Tiene que ponerse las pilas y ordenar una depuración, a fin de que las manzanas podridas sean expulsadas de la institución.
Frecuentemente unidades de la Policía se dan a la odiosa tarea de requisar vehículas de forma antojadiza, utilizando lenguaje irrespetuoso con ciudadanos honestos.
Eso ocurre a diario en distintas avenidas, calles y carreteras. Las acciones molestan a hombres y mujeres serios.
Está claro que el objetivo no es otro, además de irritar, que macutear. El general Guzmán Fermín y sus más cercanos colaboradores deben, a la mayor brevedad erradicar el pestilente y descarado macuteo que practican, en ocasiones con prepotencia, miembros de la Policía que con sus acciones deterioran la débil imagen de esa entidad.
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