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El presidente Leonel Fernández le tumbó el pulso al secretario de Interior Franklin Almeyda Rancier, al ordenarle que dejara sin efecto la prohibición para que el Foro Social protestara ante la Suprema Corte de Justicia por la tardanza del más alto tribunal en relación al caso Sund Land.

Era de esperarse que un abanderado de la democracia como Fernández echara hacia atrás la torpe disposición de Almeyda.

Almeyda, aunque se le reputa como un hombre honesto y disciplinado en el peledeísmo, es un individuo que le gusta la confrontación, con o sin razón.

Al permitir la marcha del Foro Social el gobierno evita que ese grupo le de cambimba en los medios.