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Rafael Gómez Acevedo fue, sin dudas, el mejor presidente del Círculo de Locutores. Gestionó el panteón y la calle que honran a los profesionales del micrófono.

Además, durante su gestión se celebraron los mejores y más organziados pasadías del Círculo en el Club Fiesta Campestre, Haina.

Es autor del libro "La clase olvidada", obra que trata de la locución y que, lamentablemente, solo publicó una vez, pues ingresó al cristianismo.

Los actuales directivos del Círculo deben emular a gente como Gómez Acevedo, trabajando por el fortalecimiento de la entidad, que reiteramos cayó en reflujo hace años.

Todavía están a tiempo Wally Soler y su equipo de ponerse las pilas, dejar los lamentos y pasar de la teoría a la práctica.