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Por la pobreza de muchas de las comedias que se transmiten al mediodía y en la noche, es evidente que se requiere de otros libretistas. A decir verdad aunque hacer reir a la gente no es tarea fácil, tampoco es menos cierto que la mayoría de las comedias diarias dejan mucho que desear.

Si algunos de esos segmentos humorísticos se los colocan en pantalla gigante a los presos de La Victoria al momento del almuerzo, seguro que confesarían fechorías que no han pensado con tal de librarse de esos bocadillos indigestos...