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A decir verdad es mínimo el número de comunicadores que tienen credibilidad. Y esto es consecuencia de que muchos son "bocinas" del gobierno de turno. De ahí que todo lo vean bien y se hagan de la vista gorda frente a denuncias
documentadas.

Pero, como dice el refrán: "La verdad a corto, mediano o largo plazo, sale a flote" y deja como Perico en la estaca a quienes tienen la falsa premisa de que la gente no se dará cuenta de su comportamiento complaciente con determinados funcionarios.

Para solo citar un ejemplo: el caso del gerente del Banco Nacional de la Vivienda (BNV, cuestionado por el reparto de más de 100 millones de un plan de pensiones de la entidad, y por el préstamo de 96 millones a una empresa que preside uno de sus hermanos.

En varios espacios radiales a los que ha comparecido el personaje, nadie le ha tocado los temas ni por asombro, por lo que se intuye que los comentaristas de esos programas reciben una "borona" del quebrado BNV.